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He naufragado en un mar de recuerdos.

Ante el futuro incierto, busco en el presente
al que soy. Hoy ya no es ayer.
G.D.

Estar ROTO DE AMOR, duele.

G.D.

viernes, 13 de abril de 2012

Comentario innecesario sobre un libro ¿innecesario?

Paul Auster (64 años) es un novelista estadounidense consagrado. Su obra lo confirma como un creador de tramas y personajes “queribles, recordables y originales”. Lo he seguido por años y me ha encandilado por el sortilegio de sus construcciones: lenguaje, historias principal y secundarias, derivaciones, contextualización sociopolítica, imaginación, recursos estilísticos, protagonistas, etc.
Su último libro, “Diario de Invierno”, es un retrato de vida, de su propia existencia, con saltos temporales, pero muy pormenorizado.
Es evidente que Auster necesitó comunicar sus más íntimos padecimientos, hazañas y pérdidas. Incertidumbre, penas, soledad y trabajo, discurren en un muestrario bien escrito, que abunda en detalles muchas veces agobiantes y descriptivos (notas de las reuniones de consorcio; una vitácora acerca de las 21 propiedades que habitó, uniendo planos de las mismas y sensaciones íntimas) pero que -finalmente- atrapa y conmueve.
La alegría de sus triunfos -profesionales y personales- es moderada. Su ego no lo fagocita. Auster confiesa y cuenta, narra y vuelve a su pasado, con 64 años, cuando sabe que se encamina a la primera vejez de su historia vital.
Sin el vuelo literario de textos mayores, premiados y leídos en el mundo entero, este cuaderno breve, explica el origen de su imaginario y novelas; da pistas de su sensibilidad y miedos de ayer y hoy.
Atendible, llevadero…aunque en su impronta autobiográfica, “Diario …”, puede resultar convocante (y trascendente) únicamente para lectores fieles, demasiado tal vez.

G.D.

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