Ya no queda nada.
Ni el sifón, ni las flores.Sobre la mesa,
aquellas manos presurosas
y cálidas
fueron reemplazadas por la ausencia.
Una ausencia multicolor de hule,
que huele a viejo, a humedad.
Perdida la familia,
el pan,
el delicioso sabor del tuco,
la mesa sólida,
confiesan soledad.
Otrora,
manos apuradas,
alistaron el mantel de frutas,
sirvieron platos
y degustaron palabras, vino y dolor.
Comidas sabrosas,
comidas rápidas,
han sido olvidadas.
El mantel de hule cubre la edad del romance,
la edad del quehacer,
de cocinar y comer
con el otro,
con los otros.
Ya no queda nada ni nadie en la casa.
En la mesa,
ni el sifón, ni las flores;
únicamente el mantel de hule
impregnado de humedad.
Gustavo D´Orazio. Junio de 2010.
Inspirado en una fotografía, un fotograma, del filme argentino “CARANCHO”, (Trapero/Gusmán/Darín) que fija una escena de encuentro, pese a todo,
entre los protagonistas.
1 comentario:
Soledad, ausencia.
Añoranza de tiempos que fueron.
Abrazo Gus.
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