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He naufragado en un mar de recuerdos.

Ante el futuro incierto, busco en el presente
al que soy. Hoy ya no es ayer.
G.D.

Estar ROTO DE AMOR, duele.

G.D.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Crónica/Viaje

Turismo Globalizado


EUROPA…ASI ES (I)

El viaje soñado, organizado y deseado, finalmente se concretó. En la Argentina, los trámites no fueron engorrosos, pero sí muy controlados para evitar fuga de divisas, aunque los turistas, apenas, compráramos los euros o dólares imprescindibles para subsistir y gratificarnos, sin lujos asiáticos (INCOMPRENSIBLE, PERO REAL).

El 8 de julio, partí hacia Londres. Antes del inicio de los Juegos Olímpicos, la capital se aprestaba, engalanaba y colapsaba…Humedad, lluvia y frío. Eso encontré, además de los monumentos clásicos, sus autobuses y cabinas telefónicas…

Me gustó, por unir el pasado y el presente. Por poder transitar entre la historia, el ajetreo citadino y la vanguardia: en vestimentas, espectáculos y propuestas innovadoras de cocina, adornos, etc.

El Museo Británico, me atrapó. Sus espacios, el modo en que se exhiben las piezas que lo integran…me sedujeron sin asfixiarme (como sí me sucedería en el Louvre de París, donde cada sala, cada pared, se encuentra atestada de obras, importantísimas todas, pero que agobian y tensan al visitante…). Todo lo egipcio, deslumbra. Objetos y obras enormes, confirman la voracidad del Imperio, su poderío y saqueo. La Historia se cuenta desde sus salas, no hacen falta interpretaciones: el pasado es parte del presente y este circuito: del arte, la arquitectura y la evolución.

Un Big-Bus me llevó por todo Londres. Paradas clave y fotografías bajo lloviznas intermitentes. El río Támesis, Picadilly Circus, el Big-Ben, el Puente de Londres…y más, para registrar en las retinas y guardar “postales” en la memoria.

Libras; algunos obsequios, mucha moda ajustadísima a los cuerpos, cervezas y alegría “after office”, trazaron días muy movidos.

Para destacar: un aeropuerto gigante, ultramoderno y muy vigilado; también: nada de bocinas en las calles y el cielo plomizo -de cada hora- que me escoltó amenazante hasta el Eurotúnel, camino a Francia. El verdadero turismo globalizado -apretado y pautado- recién estaba por comenzar…

G.D.

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