P O E S í A /// P O E S í A

//COMUNICACION SOCIAL //
//PERIODISMO // NUEVAS TECNOLOGIAS // ACTUALIDAD // CINE //
//ARTE Y DISEÑO // PUBLICIDAD//
//L I T E R A T U R A//

He naufragado en un mar de recuerdos.

Ante el futuro incierto, busco en el presente
al que soy. Hoy ya no es ayer.
G.D.

Estar ROTO DE AMOR, duele.

G.D.

jueves, 23 de mayo de 2013

Fin de la infancia

J u g u e t e s


Fueron sus aliados.
Su compañía.
Verdes, dinámicos,
saltarines, divertidos.
Espaciales o de agua,
de encastre y con motor.
Desparramados por la casa,
ayer, partieron
todos juntos:
sanos, rotos,
en una caja de cartón,
tan grande que cabía un televisor.
Un TV plano
que hoy los acompaña,
en su reemplazo,
en el cuarto de siempre.
Los juguetes de mis hijos,
ayer, partieron de casa.
Con ellos,
una porción de su infancia
se ha marchado, también.
Solo el álbum de fotos,
los registros de audio y video
compensarán
la angustia inevitable
del tiempo ido:
de esos días de música y colores,
autos verdes,
muñecos saltarines,
pistolas de agua
y rompecabezas.
Apenas unos pocos
seguirán en los estantes,
atesorados
como ese trozo de infancia
que uno siempre
se resiste a entregar.
GUSTAVO D´ORAZIO - 2006


P á j a r o s d e t i z a

En el pizarrón
un dibujo alucinado
y alucinante.

Una familia de pájaros
con cuatro patas cada uno.

No son de Dalí
ni de Chagall.

Son obra de mi hija
que, por su amor a los perros,
ve a todos los otros animales
como formidables cuadrúpedos.

Tras mi corrección
¿necesaria?,
esos animales fabulosos,
inexistentes,
dejaron de ser lo que eran
convirtiéndose
en pájaros
comunes y vulgares.

Parados sobre sus dos patas,
confirmaron vigorosos,
que Sofía había dejado de volar:
de ser una pequeña niña
para transformarse
en una inteligente ornitóloga
de siete años.
GUSTAVO D´ORAZIO - 2006

2 comentarios:

María Socorro Luis dijo...



Los dos preciosos. Laten alma,sentimientos y trocitos de infancia que no te atreves a entregar.

Un beso grande para tus hijos y otro para ti

Carlos Ortega dijo...

Entrañables y tiernos poemas. Cuánto amor a los hijos... Y un día se marcharán y saldrán a vivir su vida sin nosotros. Y nos harán sentir orgullosos.

Un abrazo, amigo Gustavo, y una sonrisa.